por Iraida Villasmil
Existió una vez un país cuya moneda llego a tener tal
nivel de fortaleza que una Era de ciudadanos fueron conocidos como los
"ta’ barato", forma urbana de un nuevo estilo de compras de
venezolanos en el exterior.
Podríamos aseverar que fue uno de los periodos de Oro de
nuestra moneda venezolana. Solo que, nosotros dejamos de valorar ese
poder adquisitivo y esa realidad de vida que teníamos, la empezamos a
cuestionar, para facilitar la construcción del camino a la anti-política y a
una nueva forma de caudillismo mesiánico que vendrían a acabar estilos políticos
de elites cogolleras y con ello, acabarían con los males, que según la mayoría,
aquejaban a nuestra nación.
Que equivocados estábamos y que cautos fuimos al pretender
creer que la Revolución Bolivariana inspirada por unos caudillos militares con
influencia ideológica cubana, podrían darnos mayor y mejor bienestar del que
teníamos. Premisa equivocada que hicieron muchos, sin
alcanzar a entender que Revolución influenciada con la ideología
Castrista, mataría el aparato productivo de un país y con ello destruiría la
economía.
Cabe recordar que en el periodo de Caldera el barril de
petróleo llego a tocar el piso de los 8 dólares, pero nuestra moneda y nuestra economía
sobrevivió a tal embestida, que produjo una merma del recurso petrolero.
Cómo entonces explicar, que a pesar que esta Revolución
tuvo la era record de barril de petróleo por encima de 100 dólares, hoy
no valemos nada; la inflación nos come el día a día y no hay ni siquiera
estabilidad monetaria.
La respuesta sigue siendo la misma, y es el Sistema
que montó esta Revolución y que no es otro distinto al que existe en nuestra
hermana isla Cubana. Acabaron el aparato productivo de los sectores del país,
saquearon las arcas públicas que tiene entre otras cosas, viviendo al nuevo
estilo Kardashian a la hija de Chávez en Nueva York, y acabaron con la
Industria Petrolera y su capacidad instalada.
¡Entonces!, salta a los ojos cual sería el resultado
final y que no sería otro al que actualmente tenemos y vivimos. ¡Una
experiencia devastadoramente aprendida! , pero que hoy por hoy me lleva en
predecir que tendremos que empezar a visualizar nuevas formas de asumir esta
destrucción monetaria del Bolívar, porque nadie quiere ni cree más en una
moneda cuyo poder adquisitivo esta perdido y su confiabilidad destruida a tal
punto que hoy tienes un dólar que mañana te vale como tener dos o tres.
Es incuestionable que tal logro de destrucción monetaria
sólo es posible en esta Revolución que acabo matando al Bolívar.
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