sábado, 19 de noviembre de 2016

¡Déjenla pasar!

Ese era el grito unánime del pueblo zuliano que ante la crueldad de un protocolo militarizado y repudiado por el pueblo marabino, gritaba en el momento que la Alcaldesa Eveling Trejo de Rosales quiso entrar a la misa de nuestra Patrona La Chinita. 

Entrar por el pasillo central se ha convertido en un veto impuesto por el Gobernador Arias,  dada su impopularidad ante un pueblo que padece el sufrimiento de una realidad ocasionada por un gobierno del cual él forma parte.

Eveling Trejo de Rosales, quien ya había padecido este cerco militar durante la bajada de la Virgen, y el vejamen a su autoridad, esta vez estaba decidida a no seguir permitiendo tal irrespeto y además, convencida como esta, de que ella no tiene nada que temer al escrutinio público y general que siempre estos eventos ocasionan.

Obligada y chantajeada como ha sido mil veces  por este gobierno a sus crueles imposiciones, esta vez estaba decidida a no permitirlo y menos ante la mirada protectora que sabe que la Virgen de Chiquinquirá posa en sus hijos marabinos.

Y así, fuerte y decidida hizo quebrar el cerco militar de un gobierno que observaba indiferente e impávido el grito desgarrador de todos aquellos que entre empujones y golpes tuvimos que vivir para hacer respetar y valer no solo su Autoridad, sino también su dignidad como mujer.

Todos conmovidos, y en especial el pueblo acompañó la fuerza emanada de un gesto de total y respetada rebeldía...

"Ya es demasiado mi China lo que he tenido que soportar, ¡ayúdame!".

Y así la oyó Nuestra Virgen Madre que como ella, sufre el padecimiento de un pueblo que no está dispuesto a someterse más a tanto abuso, y sobre todo, la mujer que más duro lleva la carga de este tormento.
  
Yo en lo particular,   que no dudo en fijar posiciones ante mi partido y que me ha tocado ser muy crítica ante determinadas circunstancias que la Alcaldesa le ha tocado padecer, tengo esta vez junto con la fuerza que ella me dio, a repudiarle al  Gobernador el hecho de exponernos una y mil veces a tantas humillaciones y padecimientos que  agobian la conducta y sentimiento del zuliano, y manifestarle a ella mi orgullo de haberla podido acompañar y vivir ambos momentos. ¡Esa es la estirpe de la que está hecha la mujer Zuliana!

No menos agradecer la hermosa homilía y las palabras tranquilizadoras que significaron de Monseñor Ubaldo, que como padre espiritual de una grey como la Zuliana nos paseo por el respeto y amor del Año de la Misericordia y nos recordó con inigualable responsabilidad espiritual la letras de Neguito Borjas, del porqué ¡NO QUEREMOS SER LA OTRA MITAD!.

Gracias Monseñor porque Usted  nos conmovió hasta los huesos y nos comprometió al profundo sentido cristiano de una Caridad que no puede tener límites, ni filosofías, ni mitades.

Ayer en esa frase de Eveling queda resumido el clamor popular de estos tiempos: “¿Hasta cuándo?, ¡ayúdame mi China!”, y Ella seguirá dándonos la fuerza y valentía que nos permitirá quebrar cercos, apaciguar la violencia, conmover duros corazones y permitirnos la fuerza de gritar como el pueblo ayer: ¡Dejémonos pasar, y en Paz!

Iraida Villasmil
Sábado 19 de noviembre de 2016

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