lunes, 7 de diciembre de 2020

CERRANDO LAS PUERTAS DEL MORICHAL...

Por: Iraida Villasmil

 

Hubo una vez una casa grande, hermosa y maracucha, 

donde todos en gran parte crecimos ahí...

 

Para los que no tuvieron la dicha de conocerla,  déjeme contarles esta historia de una casa que fue en una época de la vieja y bonita Maracaibo, como un pequeño Camelot versión Zuliano,  donde el que llegara experimentaba sólo de entrada el placer de saborear,  pues no faltaba nunca en la despensa del comedor,  la rica torta de capitas de chocolate de mi abuela y los más divinos dulces maracuchos de todo tipo. 

 

Esa entrada al Morichal, después de pasar el pasillo, la presidía la mesa que no era redonda como en Camelot,  pero era el lugar preferido de todos y junto a esa mesa, la nevera más abierta y revisada de la ciudad, pues era de paso obligado y abrirla era un privilegio seguro de deleites. Todo el que entraba a ese pequeño Camelot cumplía ese ritual casi de Caballero Medieval.

 

Ahí viví todo tipo de aventuras con mis inolvidables y adorados primos. Luis Roberto y yo fuimos en una época, los  más consentidos y privilegiados en esa bella era del Patriarcado de Papá CheChé, mi imponente abuelo.

 

En esa casa grande, hermosa y llena de mil eventos crecí 

y de ahí salí al altar  vestida de novia...

 

Hoy con la partida de mi Tia Yuri, ha sido como un revuelo en mi alma y en mis recuerdos; todo lo que mi vida y la vida de muchos significó haber crecido o vivido "El Morichal".

 

Curiosamente tengo plasmado en mi recuerdo,  el día que Tia Yuri llegaba con Martín en brazos del hospital. Yo sentada en esa mesa, sencillamente la contemplaba como una reina subir las escaleras al bello cuarto de príncipe que aguardaba la llegada del nuevo consentido.

 

Con ella se vá la última tía de esa casa grande familiar;  los últimos gritos de regaños, las últimas risas y llantos también ahí compartidos. 

 

Ella y su particular estilo de vida  le vino a poner a ese Camelot un brillo muy personal que nos enseñó a vivir entre la moda, las joyas y los más increíbles tacones y sueños. Una época de mi vida está marcada por todo lo hermoso que ese closet de tía Yurani tenía; ¡¡¡Les juro que era toda una fasinación!!! Para mí era prácticamente visitar la mejor tienda de Nueva York. Con eso me bastaba para estar al día, "in" pues!

 

Y ni que hablar de su Mercedes plateado que lucíamos Carlos Rafael y yo por toda la ciudad cuando él venía de Caracas, y el privilegio de ser el hijo de manita le permitía apoderarse de la  llave de tan preciada joya en ruedas...¡Sí!  Mi Tía Yuri marcó una clara época de ese Camelot Zuliano.

 

Ella hoy ya parte como tantos se nos han ido de esa maravillosa casa, solo que con su partida se cierra la puerta de una era que sin duda marcó la vida de todos los que moramos en ella.   Fue sin duda Nuestro Castillo Familiar, pues se adiciona también el cariño inigualable y siempre familiar de todos los que sirvieron ahí y ponían en movimiento la vida imparable de un sin fin de comidas, almuerzos y visitas de tantos en la rutina diaria de ésa, la vieja y bella época de Maracaibo, pues mamita, tío Enrique y tía Yurani siguieron en sus mejores momentos siendo ese fabuloso imán para tantos que les encantaba llegar a esa vigorosa casa grande.

                        

El Morichal y San Juaquín, la casa de Mamamía, fueron la más increíble prolongación de una vida familiar única,  peculiar y muy feliz a pesar de tantas cosas. No hay nadie en Maracaibo de esa época que no evoque con cariñoso y añorado recuerdo el placer de haber estado y conocido esos pequeños Camelots   Zulianos.

 

Hoy confieso una profunda tristeza, pues en mi imaginario la he vuelto a recorrer y saborear cada rincón, cada cuarto, cada jardín.

 

Hoy volví a entrar con mis hermanas a ese closet de mil fantasías de Tía Yuri que alimentó mi juventud.   Volví a entrar a la sala grande azul rey y moderna de donde sonaba con potencia lo último de Julio Iglesias y Barry White,  favoritos de mi Tío Enrique. Entré a la cocina de Marcelina a buscar el molde de la torta de capita para irme al cuarto con Luz María a donde vi batir a mamita tantas veces sus tortas, solo que por estar cerca la Navidad le pedí que esta vez  batiera el Ponche Crema que me enseñó hacer y es del gusto de tantos en esa bella época del año.

 

Así seguí volando con mi imaginación a millón, en las horas finales de mi Tía Yurí. 

 

Volví a oír las risas y gritos de todos mis primos que llegaban, sentí  hasta la voz inconfundible y muy caraqueña de la tía Eva, me pareció ver también a Blanca,  mi prima,  que se fundía en un abrazo con mi tío Enrique. También me tropecé con mi papá y tío Chicho escondidos de tío Alfredo comiéndose un dulce ...  Disfruté de ver a María Auxiliadora jugando con Tere mi hermana en el cuarto de atrás donde las acompañaba sonriente de felicidad mi tía Betty. Por la puerta trasera de la cocina,  empezaron a entrar los Bethancourt todos y en tropel buscando a mamita, y así a medida que me iba despidiendo de mi tía Yuri en su partida, más viva se volvían esas imágenes únicas, entrañables de mi vida feliz y que son mi más preciado tesoro de recuerdos de lo que significó crecer y vivir en "El Morichal".

 

Hoy muy tarde en la noche me vi con unas llaves, unas lágrimas y una despedida tranquila, silenciosa, llena de Dios y en paz de la que fue su última habitante...

 

Hoy con ella, ¡¡¡Cerraba yo las puertas de mi Camelot!!!

sábado, 5 de diciembre de 2020

LA REVOLUCIÓN QUE MATÓ EL BOLÍVAR

Por Iraida Villasmil


Existió una vez un país cuya moneda llego a tener tal nivel de fortaleza que una era de ciudadanos fueron conocidos como los:  "ta’barato"... forma urbana de un nuevo estilo de compras de venezolanos en el exterior.

 

Podríamos aseverar que fue el periodo de Oro de nuestra moneda venezolana... Solo que  nosotros dejamos de valorar ese poder adquisitivo y esa realidad de vida que teníamos, la empezamos a cuestionar para facilitar la construcción del camino a la anti-política y a una nueva forma de caudillismo mesiánico que vendrían a acabar estilos políticos de elites cogolleras y con ello, acabarían con los males, que según la mayoría, aquejaban a nuestra nación.

 

Que equivocados estábamos y que cautos fuimos al pretender creer que la Revolución Bolivariana inspirada por unos caudillos militares con influencia ideológica cubana podría darnos mayor y mejor bienestar del que teníamos. Premisa equivocada que hicieron muchos,  sin alcanzar a entender que revolución  influenciada con ideología Castrista, mataría el aparato productivo de un país y con ello la destrucción de la economía. 

 

Cabe recordar que en el periodo de Caldera el barril de petróleo llego a tocar el piso de los 8 dólares, pero nuestra moneda y nuestra economía sobrevivió a tal embestida de la merma del recurso petrolero. Como entonces explicar, que a pesar de que esta Revolución tuvo la  era record de barril de petróleo por encima de 100 dólares, hoy no valemos nada; la inflación nos come el día a día y no hay ni siquiera estabilidad monetaria fiable.

 

La respuesta sigue siendo la misma,  y es el Sistema que monto esta Revolución y que no es otro distinto al que existe en nuestra hermana isla cubana. 

 

Acabaron el aparato productivo de todos los sectores del país, saquearon las arcas públicas que tiene entre otras cosas, viviendo al nuevo estilo Kardashian  a la hija de Chávez en Nueva York, y acabaron con la Industria Petrolera y su capacidad instalada. 

 

¿Entonces?,  salta a los ojos cual sería el resultado final y que no sería otro al que actualmente tenemos y vivimos.  ¡¡¡Una experiencia devastadoramente aprendida!!! … pero que hoy por hoy me lleva en predecir que tendremos que empezar a visualizar nuevas formas de asumir esta destrucción monetaria del Bolívar, porque nadie quiere ni cree más en una moneda cuyo poder adquisitivo está perdido y su confiabilidad destruida a tal punto que hoy tienes un dólar que mañana te vale como tener dos o tres. 

 

¡Es incuestionable que tal logro de destrucción monetaria 

sólo es posible en esta Revolución que acabo matándolo!

jueves, 3 de diciembre de 2020

¡Se nos fue Martha!

Por Iraida Villasmil 


Tantas cosas vividas durante este tiempo de prueba y de entregas, pero en especial que difícil es ver como esta Pandemia se ha llevado seres queridos y más aún cuando esos seres parten y no podemos acompañarlos a su última morada terrenal. Es como si no se nos fueran, o es como si sus partidas fuesen unos simples "¡hasta luego!". 

Así he querido aceptar la partida de mi querida Martha, quien con su peculiar forma de ser y su carisma acompañó tantos y bellos episodios de mi vida. 

Ella junto con Kelly y ese increíble ejército de inolvidables mujeres, hicieron de Kia sin duda alguna, no una simple peluquería, sino el lugar del mejor encuentro con amigas y conocidas de nuestra generación en la ciudad. 

¡Sencillamente divino! 

Si había un evento particular en Maracaibo, la emoción, los consejos de vestimentas o de los maquillajes y los "previos" los vivíamos con Martha desde tempranas horas en la peluquería. Ahí sencillamente empezaba la fiesta y más de una vez nos despedíamos unas y otras, sabiendo que la " cháchara" seguiría en la fiesta, en el encuentro, o lo que fuera. Era nuestro lugar de arranque a las emociones y alegrías de esa ciudad que titilaba de fiestas y eventos. 

Pensar en Martha y su partida es como poner una bella y particular película de la vida de cada quien, pues entre sus manos se tejieron nuestros moños de novias, de aniversarios y de maravillosos eventos de vida, que Ella también, muchas veces disfrutó. 

Martha pasó a ser como un miembro universal de cada una de nuestras familias porque en ella y su Centro de Operaciones de Belleza, fluyeron las más variadas versiones de miles de acontecimientos y eventos de la ciudad. 

Para mí, era mi remanso, mi lugar favorito a donde llegar a tomarme un café y sentarme a esperar lo que me tocara hacerme. 

Tuve además la suerte de que al empezar mi programa de Televisión no dudó en darme el apoyo para que así se hiciera una imagen y desde entonces me puso en las manos maravillosas de Kelly, su hijo, su pupilo... ¡Que suerte la mía! 

Sin duda alguna hemos sido muy afortunadas al haber disfrutado del privilegio de su cariño incondicional. Siempre sacó el tiempo para atender a unas y otras, para que saliéramos contentas y seguras de nuestra belleza. 

Kia pierde hoy una Capitana maravillosa de un equipo que sabía consentir nuestros caprichos y antojos. Su consentimiento y particular mimo a nuestra imagen fue siempre su línea de conducta de vida. 

Hoy queda el vacío de su silla pero también deja un muy bien formado y único pupilo en esa maravillosa persona de Kelly, quien asume el reto de la continuidad del rincón favorito para muchas de nosotras en la ciudad. 

Cuando retorne la normalidad, me iré a celebrar allá con Kelly, como a ella le hubiese encantado, su bella y productiva vida que ayudó a tantos y además dejó una estela ejemplar de su vida espiritual, su presencia diaria en la misa, sus sabios consejos y su presencia particular que lo llenaba todo en la peluquería. 

Segura estoy que en el cielo la esperan con una silla lista y la alegría del gozo que mí querida Martha experimentará de habérsele abierto esas puertas añoradas por ella de la Eternidad prometida. 



¡Te voy extrañar!... 
Pero me consuela saber que 
¡desde el cielo ahora tú me miras!