Por Iraida Villasmil
Tantas cosas vividas durante este tiempo de prueba y de entregas, pero en especial que difícil es ver como esta Pandemia se ha llevado seres queridos y más aún cuando esos seres parten y no podemos acompañarlos a su última morada terrenal. Es como si no se nos fueran, o es como si sus partidas fuesen unos simples "¡hasta luego!".
Así he querido aceptar la partida de mi querida Martha, quien con su peculiar forma de ser y su carisma acompañó tantos y bellos episodios de mi vida.
Ella junto con Kelly y ese increíble ejército de inolvidables mujeres, hicieron de Kia sin duda alguna, no una simple peluquería, sino el lugar del mejor encuentro con amigas y conocidas de nuestra generación en la ciudad.
¡Sencillamente divino!
Si había un evento particular en Maracaibo, la emoción, los consejos de vestimentas o de los maquillajes y los "previos" los vivíamos con Martha desde tempranas horas en la peluquería. Ahí sencillamente empezaba la fiesta y más de una vez nos despedíamos unas y otras, sabiendo que la " cháchara" seguiría en la fiesta, en el encuentro, o lo que fuera. Era nuestro lugar de arranque a las emociones y alegrías de esa ciudad que titilaba de fiestas y eventos.
Pensar en Martha y su partida es como poner una bella y particular película de la vida de cada quien, pues entre sus manos se tejieron nuestros moños de novias, de aniversarios y de maravillosos eventos de vida, que Ella también, muchas veces disfrutó.
Martha pasó a ser como un miembro universal de cada una de nuestras familias porque en ella y su Centro de Operaciones de Belleza, fluyeron las más variadas versiones de miles de acontecimientos y eventos de la ciudad.
Para mí, era mi remanso, mi lugar favorito a donde llegar a tomarme un café y sentarme a esperar lo que me tocara hacerme.
Tuve además la suerte de que al empezar mi programa de Televisión no dudó en darme el apoyo para que así se hiciera una imagen y desde entonces me puso en las manos maravillosas de Kelly, su hijo, su pupilo... ¡Que suerte la mía!
Sin duda alguna hemos sido muy afortunadas al haber disfrutado del privilegio de su cariño incondicional. Siempre sacó el tiempo para atender a unas y otras, para que saliéramos contentas y seguras de nuestra belleza.
Kia pierde hoy una Capitana maravillosa de un equipo que sabía consentir nuestros caprichos y antojos. Su consentimiento y particular mimo a nuestra imagen fue siempre su línea de conducta de vida.
Hoy queda el vacío de su silla pero también deja un muy bien formado y único pupilo en esa maravillosa persona de Kelly, quien asume el reto de la continuidad del rincón favorito para muchas de nosotras en la ciudad.
Cuando retorne la normalidad, me iré a celebrar allá con Kelly, como a ella le hubiese encantado, su bella y productiva vida que ayudó a tantos y además dejó una estela ejemplar de su vida espiritual, su presencia diaria en la misa, sus sabios consejos y su presencia particular que lo llenaba todo en la peluquería.
Segura estoy que en el cielo la esperan con una silla lista y la alegría del gozo que mí querida Martha experimentará de habérsele abierto esas puertas añoradas por ella de la Eternidad prometida.
¡Te voy extrañar!...
Pero me consuela saber que
¡desde el cielo ahora tú me miras!
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