jueves, 8 de julio de 2021

Covid: ¿De Dónde Saliste Tú?

Por: Iraida Villasmil


Ayer, después de volver a oír la voz de mi hermano Luis, luego de su personal lucha contra el Covid, fue cuando de verdad internalicé lo devastador y agotador que éste virus significa en la vida presente de ésta humanidad, que se desdibuja frente al mal que esta pandemia ha venido a traernos.

Gracias a Dios a Luis lo tenemos de vuelta, pero aún le queda un trayecto por recorrer, su recuperación apenas comienza ahora.   

Ayer cuando hablamos, conmovido me manifestaba la tristeza interior de saber cuántos que estuvieron compartiendo esta enfermedad con él, habían perdido la batalla. 

Hemos enterrado y sufrido con tantos, que la muerte se ha convertido ya en una cotidianeidad que hay que saber manejar desde lo único que hace al hombre  fuerte:  Dios y la Fe.

La experiencia familiar es la misma vivida por tantos, al mismo tiempo sufrieron otra hermana y sobrinos, pero en otras escalas de agresividad. 

En resumen, culminamos con Luis, una gama de experiencias de la variedad con que éste virus se presenta y que para mí es como una especie de un "ALIENS” que tú nunca sabes en qué se puede convertir, reproducir y qué se llevará de tú vida.  Además, sigue oculto hasta que de verdad podamos destruirlo y evitar su mortal acecho.

Tanta gente que agradecer por la solidaridad, pero sobre todo por la fuerza de la oración y de la Fe, que nos ayudó a sobrellevar familiarmente este caos de separaciones y angustias ante la incertidumbre de lo que significa tener este monstruo dentro de tú familia.

No hay duda que lo más poderoso que te ayuda a enfrentar esta realidad es sencillamente volver la mirada a Dios y a tú Fe, pues es ahí que está el verdadero asidero de fuerza y confianza para enfrentar lo que las circunstancias de vida te vuelven a enseñar, pero con mayor intensidad.  ¡Es con lo único que de verdad cuentas, es la salud!

Se hacen vida, mismas palabras del evangelio, junto con sus Salmos y con toda la clara historia de amor y redención de ese Dios que está ahí a nuestro lado llevándonos, conduciéndonos en estas olas de tormenta en que se sumerge a la humanidad entera.  

Dios no tiene la culpa de todo este mal causado desde el corazón o mente perversa que lo crearon y le permitieron salir a la humanidad, pero está ahí a nuestro lado para volvernos recordar que es Él el Camino de la Verdad y del Bien que debemos aspirar en la tierra. Sino podemos actuar desde su bondad, ejemplo y misericordia, estamos contribuyendo al desvío de todo bien que estamos obligados a dar como seres humanos que somos. Así de sencillo. 

Son verdades viejas y nuevas como el Evangelio, pero son, hoy la causa segura de poder volver a poner un poco de orden a tanto mal causado, a tanta injusticia desplegada, a tanta manipulación de los valores morales que deben regir al hombre y a tantos gobiernos que no hacen su trabajo con la mente y la responsabilidad puesta en el bien común sino que gobiernan desde su hambre de poder y ambición.  

También agradezco infinitamente a Dios que mi hermano pudo enfrentar todo esta necesidad médica y económica, que a la vez, es una realidad más dura vivida en nuestro país de desastre y caos que tenemos, pero que me permite afirmar el valor humano de tantos médicos y enfermeras que aún están aquí con nosotros luchando por la supervivencia y salud de sus hermanos y pacientes. 

Es por ello que exigimos al Régimen más respecto, con un tema tan delicado, como es la salud del pueblo, necesitamos vacunas, no cualquiera vacuna, las aprobadas por la Organización Mundial de la Salud, el pueblo merece un gobierno que se preocupe y no que piense con el bolsillo, su beneficio ante que la protección y salud del pueblo.

Mi reconocimiento eterno a esos galenos que han dado su propia vida para luchar con este virus. Hemos sacrificado invaluables vidas. 

Es por ello que levantamos la voz una vez más, es hora de pensar en la gente y no en alianzas políticas. Alzamos la voz siempre por el bienestar y salud del pueblo. Sigamos Adelante!!!

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