Por Iraida
Villasmil
Particularmente, y sufriendo como estamos
sufriendo la mayoría de los Venezolanos ante la tragedia del momento que
vivimos donde en definitiva, no nos va a matar el COVID 19, sino otra forma de
Pandemia tropical y política instalada desde la misma Revolución.
Así que para mí la manera de operar y
enfrentar políticamente en estos tiempos de confusión y tragedia social y económica,
para nuestro país en todos sus sentidos, es como las tardes de toros.
Muchos de los que observan la faena saben a
lo que van, disfrutan de los buenos pases y sufren hasta morir con la
adversidad del torero si se enreda o le va mal en los pases con la muleta
tratando de embestir y matar al toro. Pero además, si la faena sale
bien, mejor o excelente (dos orejas y un rabo) se van con la satisfacción de
haber vivido algo único. Para ellos nunca hay malas tardes, son faenas que se
disfrutan y lidian con la emoción y conocimiento del arte, es un mundo
particular de lidia y sangre con un animal.
Pero también los hay que NO soportan, no
toleran y no tienen esa inclinación por este arte, y por el contrario llegan
hasta preferir la muerte del torero, que la del toro mismo, y para ello
se fundamentan en mil increíbles y manejados argumentos opinando y señalando
razones que la misma razón del arte desconoce siempre.
Se les respeta o escucha, pero no se discute
con ellos, opinadores de un oficio que es solo para aquellos que puedan
entenderse en la lidia con un animal que siempre desconoces cuan bravío pueda
estar y como sacar la faena que se pueda presentar.
La historia inclusive reconoce a grandes
toreros que han sacado lo mejor de sí y de una faena ante un mal toro,
que suelen ser por experiencia los más peligrosos.
Porque
no hay burla ni argumento que valga frente al acto de lo que para ellos es el
arte de lidiar la valentía cuerpo a cuerpo frente a la sangre que envisten
y la muerte adecuada del animal.
La gran mayoría somos observadores, pero hay otros que están más
comprometidos por sus responsabilidades particulares en el ruedo, y frente a
ello solo queda la capacidad, el arroje de fuerza y valentía, y la
intuición que debe desarrollar el torero con cada toro en particular, que en la
terna le haya tocado para lidiar cada faena.
Terminada la jornada, indiferentemente si eres
de los que les gusta o no, todo se lo lleva el torero siempre!!!
Lo particular de este arte es que no hay
posiciones en neutro: estas con el torero o no. Te involucras en las
faenas de la corrida o no, y al final tú emoción vivida, tus sentimientos te
llevaran o no a aplaudir al valiente torero o no.
El arte de la tauromaquia confirma que la
atracción al mismo está en la valentía única y particular de tener esa
capacidad física y mental de lidiar y hacer faena con la muerte y vencer un
animal fuerte y peligroso.
Hacer de ello un verdadero arte requiere de
mucho más que la lidia de un animal cualquiera.
Y a mi, que me gusta y sé del arte de la
tauromaquia, es por eso que voy siempre al Torero... sé que vienen mas faenas y SÉ también a que
voy a una tarde de toros!!!!...